Alicia y Andrés se mudan a un pueblo con su pequeña hija Miranda. Piensan que el cambio les traerá satisfacciones, pero su extraño vecino y su perro comienzan a hacerles la vida imposible: la falta de privacidad se vuelve agobiante. Además, Alicia solo encuentra trabajos temporales como fotógrafa de urbanizaciones cuya construcción no se completó debido a la crisis. Estas situaciones, junto a los temores de ambos y la atmósfera de violencia iniciada por la actitud inquietante de su vecino hacia la niña ocasionan un replanteamiento total de sus vidas.
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Antes de leer el libro, el título me hizo pensar en los textos clásicos que nos explicaban que la vida en el campo era mucho mejor que la vida en la ciudad. Pero me sorprendió descubrir que aquí, es todo lo contrario. la novela empieza con algo desagradable que crea una fuerte tensión desde el principio : el atropello de un perro por el coche de la protagonista. Alicia se ha instalado en un pueblo del campo con su marido y su hija pequeña. Pero no se adapta, no tiene contactos con la gente del pueblo; el vecino más cercano es un anciano con su perro, que le disgusta a ella. El viejo va a ocupar un sitio cada vez más importante ,y eso va a aumentar el malestar de Alicia y del lector. La acción se desarrolla además en un período de crisis en España: crisis económica, crisis de la construcción, desempleo (él de Alicia en particular) La novela está bien construida , el suspense va creciendo conforme va avanzando la novela. Cada personaje contribuye a mostrar las dificultades de integración de Alicia y de su marido. Me ha gustado mucho esta novela, por su construcción, por el suspense, y por la pintura de la España actual